HISTORIAS DE FUENSANTA

Este blog parte del Centro Guadalinfo de Fuensanta con la intención de dar a los usuarios un espacio donde poder contar Historias de las Gentes del Municipio. Sus autores son gente llana y humilde, fuensanteñ@s inquietos con ganas de expresar y contar lo que han vivido.

3/17/2006

UNA VIDA DE TRABAJO


Bueno, me llamo E.G.M., soy de Fuensanta, provincia de Jaén. Contaré un resumen de la historia de mis antepasados, por ejemplo, mis abuelos.

En aquel entonces yo aun no existía, pero según me contaban mis padres, la vida era muy distinta ha la que después ellos y seguidamente nosotros hemos vivido. Ellos pasaron muchas fatigas, a pesar de todo criaron a sus hijos lo mejor que pudieron.

Mi abuelo trabajaba siempre de jornalero, pero por aquel entonces se ganaba muy poco dinero, subsistían criando animales, tenían cabras, hacían el queso con la leche de estas y lo vendían; también tenían gallinas, pollos y los cochinos de la matanza; entre unas cosas y otras se ganaban la vida trabajando mucho.

A pesar de los pocos medios de que disponían ha mi abuela le gustaba jugar a la lotería nacional, jugaba siempre que podía; mandaba a su nieto a comprarla sin que mi abuelo se enterara porque le reñía. Pero un día de tantos como compraba, le tocó el Gordo de Navidad, entonces mi abuela le dijo: ¡Estas viendo Tomasillo lo bien que nos ha venido la lotería!, y mi abuelo le contesta: ¿Pero cuanto esposa mía me has gastado en Lotería? En aquel entonces el premio gordo eran 3000 pesetas (18 €).

Con ese dinero se compraron un cortijo con sus tierras y sus olivos, y su huerta, les cambio la vida por completo. Todo esto que estoy hablando hace mas de cien años.

Después mis padres tuvieron 8 hijos, también nos criaron lo mejor que pudieron pero en aquel entonces imagínate, para criar tanto hijo pero en cuanto pudimos nos engancharon a hacer cada uno lo que podíamos. Teníamos tierras arrendadas con olivos, tierras calmas y huertas, en las huertas no faltaba el trabajo, sembrábamos hortalizas como tomates, habichuelas, pimientos, garbanzos y el maíz. Por cierto, resultaba curioso como se sembraba el maíz, se hacia con una estaca de palo a la que le hacíamos la punta mas fina y la pinchábamos en la tierra y allí en el agujero que se hacia se echaban los granos del maíz, y así se sembraba, ¡Qué paciencia!

Las tierras calmas se sembraban de trigo, las alverjanas, habas, las cebadas, en fin, de todo... Todo esto se vendía, menos lo que se le echaba a los animales, las cebadas se le echaba ha los mulos y la paja, estos animales se utilizaban para las tareas del campo, y el trigo lo llevaban ha moler y se traían la harina y hacíamos el pan teníamos un horno y hacíamos pan. En el verano se sacaba el agosto, con los mulos se le enganchaba una máquina de trillar y se subía un hombre y los mulos tiraban de ella y así se sacaba el agosto, era todo muy distinto.

También criábamos animales como las gallinas, pollos y también teníamos cabras, criábamos chivos y se vendían, bueno, también nos comíamos alguno que otro, los cochinos que criábamos los que nos quedaban de la matanza se vendían, los traían el día de San Andrés el 30 de noviembre en la herrería sitio llamado la vadera, ahí hacían la feria del cochino.

Bueno, en las matanzas cuando se hacia la morcilla antes de llenarlas en las tripas tenían las mujeres por costumbre de tiznarse la cara con morcilla y se ponían perdidas y después cuando las metían en la caldera cuando iban a empezar a hervir decían que era bueno subirse la ropa para arriba y enseñarle el culo para que no se reventaran las morcillas y no veas la que se descuidaba ha esa se la subían.

Cuando se terminaba la faena de la matanza se hacia una cena al terminar de cenar se servía el postre, el postre eran orejones de membrillo o de melocotón que se guardaba en su tiempo en botellas de cristal y esos eran los postres, por cierto, estaban muy buenos.

Pero todo no era trabajar, eramos jóvenes y también hacíamos nuestras trastadas, os contaré una anécdota un tanto graciosa, para pasar el rio utilizaban una biga y como eramos todos muy jóvenes no pensábamos en otra cosa si no que en hacer travesuras. Pues bien, poníamos la biga con maña y los que no lo sabían cuando pasaban se bañaban pero por donde se presento mi madre y esa fue la primera que se baño, pero cualquiera le decía no pases, si se llega a enterar que la viga estaba puesta con maña nos daba con la correa, así que cualquiera hablaba.

Después nuestra generación; nosotros nos casamos, yo llevaba seis sillas una mesa, la cama un armario una mesita de noche dos sartenes y unos cuantos platos, bueno ya era algo mas que antes.

La cocina era la chimenea y la leña de olivo o de encina, después a lo largo de nuestra vida hemos ido unas veces mejor otras peor pero hemos seguido adelante. Nuestro trabajo era mas o menos como el que tuvimos antes con nuestros padres hace menos años pero estoy hablando de hace mas de cuarenta años. Nosotros la casa que compramos tenia agua pero no tenia ni retrete ni cuarto de baño, carecía de muchas comodidades que hoy en día si las hay.

Se ganaba muy poco, me acuerdo de la época del jornalero, se iban los hombres por la mañana a la plaza del pueblo a ver si les salia el jornal y al que le salía se volvía a su casa y la mujer le preparaba la merienda y ya se iba tan contento aquel día a trabajar, y así era la vida de antes.

Mi marido se iba a Francia ha trabajar ha la temporada de la uva y yo me quedaba ese tiempo a cargo de todo cuanto había que hacer por ejemplo de despojar la huerta y la de la casa. Pues yo cogía los tomates los jigüelos, habichuelas, el maíz, los peros de invierno, los marruecos, calabazas, todo lo que es despojar una huerta, mucho trabajo.

Después venia el tiempo de la recogida de la aceituna y también había que cogerla y con bastantes menos preparativos que hay hoy en día, en fin que se pasaban bastantes fatigas.

Un casco que me paso con mi marido, fue hace unos años tenía yo la leña preparada para encender la lumbre pero tenía que salir a hacer unos mandados y no me gusta dejarme la lumbre encendida por que no fuera a pegarse fuego. Pues bien, cuando volví el buen señor de mi marido había metido debajo de la leña unos mecheros inservibles y el se fue al campo, después cuando yo regresé hacia mucho frío y me agaché a prenderle fuego a la leña y cuando le arrimé el misto aquello exploto, como me puse el pelo y la cara de ceniza, y unos pelos para adelante y otros para atrás, ni yo me conocía, no sabia si era rusa, si alemana o española, con la cara en ceniza y los ojos en oscuro porque los cerraría, parecía una cabra jara. Hay que ver que cosas me pasan.

Las Fiestas del pueblo de aquel entonces, eran muy bonitas, venían muchos cacharros, la tómbola, el subibaja y muchas cosas mas, y las cervecerías, en fin, un año estaba el subibaja funcionando y se presentó una tormenta de pronto y lo pararon y los que les cogió en la parte de abajo se pudieron bajar, pero los que les cogieron en lo alto no se podía bajar y se pusieron chorreando como una sopa.

Seguro que aquellos chicos no se subirían en otro subibaja en un tiempo, por lo menos hasta que se les olvidara.

Bueno, también venían cantantes, la Pantoja, Chiquetete, Manolo Escobar, las Paquiras, Pepe Marchena, La Paquera de Jerez, y muchos mas. Montaban una caseta portátil para los cantantes, por cierto últimamente la montaba el Excelentisimo Ayuntamiento de Fuensanta, y eran muy bonitas, venian gente de otros lados a verla. En fin, la gente se divertía y se lo pasaban bien.

Hoy en día esta todo muy distinto la Caseta esta hecha de obra y muchas mas comodidades.